Vida de María Elena Moyano

María Elena Moyano Delgado (Barranco, 29 de noviembre de 1958 - Villa El Salvador, 15 de febrero de 1992) fue una luchadora social, dirigente vecinal y feminista peruana, conocida popularmente como "Madre Coraje".

En 1992, fue asesinada en Lima, por un comando de aniquilamiento del grupo terrorista Sendero Luminoso. En momentos en que el país se encontraba atacado por terrorismo, Moyano se alzó contra el terror de Sendero Luminoso, por la lucha contra la pobreza y por la defensa de los derechos humanos. María Elena Moyano, también fue una de las más activas defensoras de los derechos de la mujer y de la población peruana en general.



Primeros años de vida

En los primeros años de la década de los 70 del siglo XX, cuando en el Perú flameaba la bandera de la revolución "cuasi" socialista del general Juan Velasco Alvarado torres, se produjo la invasión de miles de habitantes de escasos recursos al desierto de Pamplona. El entonces presidente ordenó "una reubicación planificada", la que motivó el traslado de miles de habitantes hacia el sur de Lima y la formación de la Comunidad Urbana Autogestionaria de Villa El Salvador (CUAVES). En esa oleada humana estuvieron la madre y los siete hermanos Moyano Delgado, separados ya del padre, a quiénes les habían desalojado de la casa y les habían embargado los muebles por no haber podido pagar los alquileres. Para estudiar, María Elena se trasladaba hasta Surco, varios kilómetros al norte de Villa El Salvador, a un colegio que se llamaba "Jorge Chávez"; sin embargo para llegar allí, debía de levantarse muy temprano para poder ser llevada por el transporte público. Junto a su hermana fueron elegidas para formar parte de la selección de voleibol de su escuela siendo necesario que regresaran en las tardes a entrenar.



Vida universitaria

A los quince años de edad, María Elena Moyano Delgado, terminó sus estudios en el colegio Jorge Chávez de Surco. Sus hermanos querían que ella y su hermana Martha estudiasen en la universidad, pero, al principio, María Elena se rehusó. Ella y una compañera querían ser oficinistas y se matricularon en un curso de técnica en oficina que ofrecía la Universidad de Lima, en una de sus actividades académicas de proyección social. La universidad, según ella, estaba reservada a su hermana, "la más estudiosa de la familia". Martha se presentó a la UNMSM, pero no ingresó. Su hermano Carlos insistió en que postulasen a la Universidad Particular Inca Garcilaso de la Vega. Las dos hermanas se presentaron, sin embargo María Elena puso como condición a su madre y hermano que ella misma escogería su carrera, cosa a lo que su madre se opuso; ella quería que estudiase Derecho. María Elena decidió finalmente, contra los deseos de su madre, postular a Sociología; pero ella misma sabía que no ingresaría pues no se había preparado en ninguna academia. Finalmente, los resultados del examen la develarían como ingresante. Entre los años 1973 y 1975, fue presidenta del grupo juvenil "Renovación" que estaba dedicado a la realización de actividades de canto y teatro y a difundir, mediante charlas y mesas redondas, las maneras cómo los jóvenes deberían combatir la drogadicción y la incomprensión familiar. Luego de asistir a las clases de Materialismo Histórico y Materialismo Dialéctico, cursos que por entonces se enseñaba en casi todas las universidades del sistema, se cuestionaba a ella misma la razón del esfuerzo de los pobres por estudiar y conseguir trabajo, si no lo podían obtener. Tiempo después, un grupo de jóvenes universitarios llegó a la Comunidad Autogestionaria de Villa El Salvador , con el pretexto de divulgar su arte, se inmiscuyeron en las actividades del grupo juvenil donde estaba María Elena, hasta que crearon una escuela popular, donde enseñaban los fundamentos ideológicos del marxismo, de la lucha de clases y de la doctrina maoísta. Como los demás integrantes de su grupo se inscribieron a dichas escuelas no le quedó a María Elena Moyano sino hacer lo mismo. Tanta fue la identificación con el mensaje trasmitido en dicha escuela popular que María Elena llegó a renegar de la existencia de Dios y a creer con firmeza que la religión era opio de los pueblos.